Los primeros rayos del sol entran suavemente a la cabaña que parece flotar sobre las aguas color turquesa del mar caribe. La tenue luz te invita a levantarte de la cama y, al abrir la doble puerta de cristal que da al balcón sobre el pequeño acantilado, sientes la deliciosa brisa marina que llena toda la habitación. Sales en el momento justo para observar al sol que sale y se refleja sobre el apacible mar. Pareciera que ese preciso amanecer había sido creado exclusivamente para ti.
La Costa Maya es uno de los lugares más románticos y relajantes del planeta. A cerca de una hora y media por carretera de Cancún está Tulum, un bello pueblo pintoresco que conserva todavía un aire bohemio y rústico, fuera del ambiente del turismo superficial y consumista.
El lugar se encuentra apenas perturbado por la presencia del hombre. Aquí, sus habitantes están genuinamente preocupados por la conservación del medio ambiente, y aprovechan de manera respetuosa sus recursos naturales. Y es que al observar la perfección de la naturaleza, lo único que se puede desear es que permanezca por siempre así, intacta.
Y es precisamente aquí, enclavado en medio de la selva, que se encuentra Azulik, un refugio para quienes desean relajarse alejados de todo vestigio de la modernidad, y conviviendo profundamente con la naturaleza en todo su esplendor. Se trata de un conjunto de cabañas sin electricidad ni teléfono, pero con una vista espectacular al océano no interrumpida por ningún tipo de construcción, sino fusionada con un balcón diseñado para disfrutar el espectáculo del mar caribe en toda su plenitud.
La renovación interna y serenidad comienzan al entrar a la amplia cabaña, construida con finas maderas de la región, y ventanas de piso a techo cubiertas por persianas hechas de carrizo. Todo aquí está en perfecta armonía con el entorno. Conchas, hoja de palma, telas de algodón, cuerdas de henequén y todo tipo de materiales naturales forman parte de la decoración, pero sin descuidar la elegancia.
Además de la confortable cama cubierta por un blanco mosquitero, hay una colchoneta suspendida del techo dentro de la propia cabaña y otra en la terraza. Los atrapa-sueños de diferentes tamaños y colores que cuelgan de las vigas aseguran un descanso apacible, aunados a la brisa marina y el murmullo de las olas arrullando su sueño.
La pila en el exterior de su cabaña, situada sobre las enormes piedras del escarpado, permite que hasta dos personas se sumerjan en agua tibia tras abrir una botella de vino blanco o una margarita.
La naturaleza está tan presente que si mira bien, podrá contar al menos una decena de iguanas reposando en las piedras y, las más sociables, hasta se acercarán para compartir el sol y la terraza con usted. Pero no se asuste, son criaturas pacíficas y amigables.
Y aunque no hay línea de teléfono, si necesita algo o desea servicio de comida a cuarto, solo coloque una banderita en la entrada de su cabaña. La persona de servicio sabrá que debe tocar a su puerta para atenderle. Es un placer desayunar en la terraza frente al mar o cenar a la luz de las velas en la habitación. Si prefiere salir, tiene la opción de dos agradables restaurantes donde se sirven platillos de exquisita preparación.
Para que el bienestar fluya más fácilmente, Azulik ofrece un spa holístico especializado en terapias mayas que incluyen masajes, tratamientos, clases de yoga y otras actividades similares. Imagínese recostado sintiendo la ligera presión del masaje sobre su espalda, el aroma de esencias especiales y el sonido de las olas rompiendo a metros de usted.
Pero si le gusta lo diferente, le recomendamos el temascal, un milenario ritual prehispánico diseñado para purificar y armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu que utiliza un método de sanación al mismo tiempo que se celebra una ceremonia religiosa y meditativa propia de nuestros ancestros. Si decide aventurarse, entrará junto con otras seis o siete personas a una pequeña cúpula en la playa al atardecer. El temazcalero generará un baño de vapor utilizando hierbas aromáticas y rociando agua sobre piedras volcánicas incandescentes. El guía lo irá conduciendo a través de visualizaciones y ejercicios de meditación. Es una experiencia intensa, pero que bien vale la pena, pues es una oportunidad de reconectarse con la Madre Tierra, con Dios y con uno mismo, pues le brinda la oportunidad de revalorar la importancia de vivir en armonía con la naturaleza. Al final, saldrá totalmente relajado y desintoxicado.
Pero esto es solo una parte de lo que Tulum le puede ofrecer. Muy cerca de Azulik está la zona arqueológica Tulum, que fuera en otros tiempos parte del imperio maya. Se cree que su nombre original era Zama, que quiere decir “Amanecer”, puesto que desde su ubicación se aprecia diariamente la espectacular salida del sol. Su nombre actual es más bien reciente, y significa “muralla”, debido a que para asegurar su defensa, está rodeada de muros por tres de sus flancos, dejando el lado este abierto al mar. Es un lujo pasear por esta zona en la cima del acantilado y observar los vestigios de esa civilización contrastando con el color turquesa del mar caribe y el verde jade de la selva. Es probablemente su belleza lo que lo ha convertido en el tercer sitio arqueológico más visitado de México, solo detrás de Teotihuacan y Chichen Itzá.
Además, estará muy cerca del maravilloso mundo de los cenotes, las pozas naturales que dan entrada al laberinto de los ríos subterráneos que se extienden por debajo de la Península de Yucatán. Su agua es tan fresca y cristalina que pareciera que se está flotando en el aire. Uno de los más impresionantes es probablemente el Cenote Dos Ojos, que se localiza unos 250 metros antes de la entrada al parque Xel-Ha, viniendo de Tulum hacia Cancún. Es todavía un lugar muy virgen, y los lugareños dicen que por las noches bajan los jaguares a tomar agua de las pozas. Otros atractivos son Xcacel, la mayor zona de anidación de tortuga marina Caguama y Blanca, y la Reserva de la Biósfera de “Sian ka´an” que significa “Donde Nace el Cielo” declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad en 1987.
En cualquier caso, disminuya un poco el ritmo. Sienta la brisa de mar en su cara y entierre los pies en la arena fresca y blanca del caribe mexicano. Déjese llevar por el murmullo de las olas y escuche atento los sonidos de la selva. Admire la belleza del cielo estrellado y el reflejo de la luna sobre el mar. Todo esto desde su santuario en Azulik, donde tras unos días de serenidad y contacto con los elementos, regresará totalmente renovado de cuerpo y espíritu.
EcoTulum Resorts & Spa. Para más información, puede visitar http://www.azulik.com/
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